jueves, 21 de junio de 2007

¿Quién es América Latina en un mundo Globalizado?


Edith Marín Vásquez
Profesora de Historia y Ciencias Sociales

Quizás para muchas personas el 31 de Diciembre de 1999 sería el último día de un siglo vertiginoso, paradigmático y corto (por la dinámica de sus acontecimientos), que podría sintetizarse como el siglo que “despertó las mayores esperanzas que haya concebido la humanidad que al tiempo destruyó todas las ilusiones e ideales”[2] . Sin embargo, el nuevo milenio, “hijo” en fin del siglo anterior, mantiene esa dinámica vertiginosa y tal vez, más paradigmática y desafiante que el siglo anterior.
El siglo XXI hoy nos hace partícipes de un proceso dinámico e integrador que resulta atractivo y a la vez desafiante, donde las esperanzas de la humanidad pueden mantenerse despiertas, o bien, quedarse atrapadas en sus propios sueños.
El proceso aludido se conoce como Globalización. Siguiendo los parámetros del fenómeno de la Globalización, las principales regiones[3] del mundo, han adaptado sus políticas hacia la reorganización espacial de la producción y de la distribución, la privatización de los factores productivos, el libre comercio y la extensión de los mercados. En este escenario, la actuación de los países ha requerido de lazos de cooperación e integración que traspasan sus fronteras nacionales.
La apertura de las fronteras nacionales, cuidadas sigilosamente en los siglos anteriores, ha dejado al descubierto una gran preocupación: la homogeneización de la cultura y junto a esto, la pérdida de las “Identidades particulares”. Las sociedades modernas cada vez absorben los parámetros culturales occidentales (aquellos nacidos en Europa), de aquí entonces la preocupación por mantener en pie la identidad de cada pueblo, es decir, los rasgos, valores y tradiciones que los distinguen de otros, haciéndolos ricos y particulares.
En este contexto, cabe preguntarse qué ocurre con la identidad de América Latina y cuál es nuestra participación como chilenos en la construcción de una identidad latinoamericana en el marco de la globalización
América Latina, es una región que a pesar de sus riquezas y bondades naturales y humanas, no ha podido remontar el subdesarrollo. Esta situación hace unas décadas atrás la tipificaba como un área aislada y excluida de la modernidad. Esta imagen se ha ido revirtiendo desde las últimas décadas del siglo XX en adelante superando las crisis políticas con el restablecimiento de las democracias en buena parte de la región, logrando significativos ritmos de crecimiento económico y enfatizando en las dimensiones sociales que implican el desarrollo.
-¿Quién es hoy América Latina?
América Latina, el “nuevo mundo”, como fue conocida por los europeos del siglo XV, es una región donde se aprecian dos sectores diferenciados – América Anglosajona y América Latina - como resultado de procesos culturales, históricos y políticos. Éstos responden en cierta medida a la gran brecha de los niveles de vida y de desarrollo de los países que integran cada bloque.
La América Anglosajona presenta una economía sólida y con gran presencia a nivel mundial en los ámbitos políticos y sociales. En cambio, América Latina presenta una economía dependiente, generalmente monoproductora centrada en la explotación de las materias primas, con bajos ingresos percápita y por consiguiente, con una presencia internacional menos influyente que la anterior. Esta es la América que se presenta de cara al siglo XXI y al fenómeno de la Globalización.
Desde una mirada histórica y tomando como referencia el discurso del escritor colombiano Gabriel García Márquez, ante la Academia Sueca de Letras, al recibir el Premio Nobel de Literatura en 1982, América Latina antes de la década de los noventa vivía en el “amparo de la soledad”. ¿Qué se sabía de esta área del mundo más allá de sus míticas y hasta “pintorescas” leyendas?
Desde su descubrimiento en 1492, Europa conoció el nuevo Continente de la voz de osados navegantes y comerciantes que se insertaron en estas tierras nuevas motivados por la búsqueda de fama y fortuna. Cabe recordar que muchos fracasaron en sus pretensiones, iniciándose así el desprestigio de la región. Otros, conocieron América a través de los Cronistas de Indias quienes relataban las más asombrosas historias del continente.
Diecisiete golpes de Estados, una oleada de dictaduras que en algunos países tuvieron un carácter casi dinástico como por ejemplo, en Paraguay con Alfredo Stroessner y en Nicaragua con Anastasio Somoza. Gobiernos de factos que se legitimaban con el apoyo popular en respuestas de las “circunstancias” (Chile). Persecuciones y represiones políticas, guerras civiles en El Salvador, Guatemala y Nicaragua. Movimientos subversivos en los que resaltan Sendero Luminoso en Perú, M19 en Colombia y el movimiento Zapatista en México. Altos índices de mortalidad infantil (aproximadamente veinte millones de niños no alcanzaban a cumplir un año de vida) y las crecientes desigualdades socioeconómicas, fueron quebrando las viejas y míticas leyendas de una tierra “exótica” para desnudar una realidad que explica la “Soledad de América Latina”, a la cual aludía Gabriel García Márquez.
Hoy América Latina sigue en un proceso de reconstrucción y búsqueda del desarrollo y la equidad, aceptando sus debilidades y superando sus desafíos cómo la disminución de las desigualdades socioeconómicas, la consolidación de la Democracia como sistema político reconocido por todos los ciudadanos, el reconocimiento y la protección de los derechos humanos y la superación de los “vicios sociales” (narcotráfico, prostitución, alcoholismo, etc.). Sin embargo, no ha sido una tarea fácil en particular si volcamos la atención en los “vicios de la sociedad”, lamentablemente son éstos los que nos impiden una verdadera integración latinoamericana, y por ende, la construcción de una identidad como tal.
No hay dudas que, la pobreza es un factor determinante en la explicación de los males que las sociedades latinoamericanas hoy padecen. Precisamente esto dificulta el camino para la construcción de una “Identidad en común”, y por el contrario facilita la presencia de una “Problemática en común”. Una expresión de ésta, es la delincuencia que se apodera de las grandes ciudades de la región y lo que es más grave aún, la presencia de jóvenes en ella.
La lucha de esta América Latina, la del “Mundo Globalizado”, no reconoce ideologías ni líderes, esconde su rostro, marcha de espaldas y se escudriña entre la muchedumbre. Oculta como la comadreja, en medio de las masas, siembra su rencor y envenena el alma de aquellos espíritus jóvenes que han sido enfrascados en los recipientes de la marginalidad social. Hoy se teje una lucha con “palillos de plástico”, con “puntos” de ira y enfrentamientos entre hermanos, disfrazando las propias luchas humanas que han sido el resultado del “mundo de las velocidades”.

Ante este panorama resulta desalentador pensar en una integración regional que nos
permita desarrollar una Identidad como Latinoamericanos. Sin embargo, hay elementos que hacen tener viva las esperanzas, como nuestro pasado histórico cuya raíz se encuentra en la historia y cultura de las grandes civilizaciones precolombinas, a la que se suma la tradición hispana, la fe de los pueblos en un mismo Dios, el español como idioma y aquellas personas que en el día a día en medio de las dificultades, aportan con su trabajo e ideas, sin dejarse vencer por los “vicios”, en la construcción de una mejor sociedad.


La historia de la Humanidad ha estado marcada de momentos de crisis. Para los griegos el sentimiento de decadencia debía asumirse desde la “Renovatio”, en el medioevo se necesitaba la “Reforma”, para nosotros la “Reflexión”.

Santiago, Octubre de 2005

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[1] Parte de esta reflexión corresponde a un trabajo de investigación titulado “Una América menos sola: Los acuerdos de asociación entre la Unión Europea y América Latina”, 15 diciembre 2004, http://www.jeanmonnet.cl/americamenossola.pdf. Publicada por Universidad de Los Andes.
[2] Eric, Hobsbawn, “Historia del siglo (1914-1991)”, (Ed. Crítica,Barcelona,1994),pág.12
[3] El concepto de Región presenta cierta complejidad en su definición debido a la conjunción de diversos elementos. En este contexto, el concepto de Región se ha utilizado para definir a los espacios supranacionales (región latinoamericana) y a las áreas definidas fundamentalmente por relaciones funcionales de índole económica, como la Unión Europea. Es decir, regiones económicas. Sin embargo, los países que la conforman comparten objetivos comunes y establecen tratados bi o multilaterales que van más allá de lo económico.